Señor, Jesús, haznos una comunidad educativa abierta, confiada y pacífica. Una comunidad entusiasta, que sepa cantar a la vida, vibrar ante la belleza, estremecerse ante el misterio y anunciar el reino de amor.

Que llevemos la fiesta en el corazón, aunque sintamos la presencia del dolor en nuestro camino, porque sabemos, Cristo Resucitado, que tú has vencido el dolor y la muerte. Que no nos acobarden las tensiones ni nos ahoguen los conflictos que puedan surgir entre nosotros/as, porque contamos, en nuestra debilidad, con la fuerza creadora y renovadora de tu Espíritu Santo.

Regala a nuestra comunidad educativa una gran dosis de buen humor para que sepamos desdramatizar las situaciones difíciles y sonreír abiertamente a la vida. Haznos expertos/as en deshacer nudos y en romper cadenas, en abrir surcos y en arrojar semillas, en curar heridas y en mantener viva la esperanza.

Concédenos ser testigos y profetas de la verdadera alegría. Amén